"Cartografías del Olvido" es una serie que explora el vínculo entre la territorialidad y la memoria desde una perspectiva visual y poética, donde el papel en blanco quemado se convierte en un símbolo cargado de significado. Cada hoja de papel, parcialmente quemada y marcada por las huellas del humo, evoca un territorio en proceso de borrado, una cartografía incompleta que sugiere la erosión del tiempo y el olvido. Los bordes quemados se asemejan a fronteras difusas o bordes geográficos que están en constante cambio y se desvanecen, sugiriendo la fragilidad y transitoriedad de los recuerdos y las identidades.
La obra invita a reflexionar sobre cómo la memoria y el territorio se entrelazan y se definen mutuamente. La territorialidad no solo implica un espacio físico, sino también una construcción mental cargada de recuerdos, historias y emociones. Sin embargo, estos recuerdos y significados son vulnerables, expuestos a procesos de erosión y olvido, al igual que los bordes irregulares quemados en el papel. La huella del humo es el rastro de un suceso efímero, de un momento que estuvo presente y se desvaneció, igual que los recuerdos de personas o lugares que ya no están, pero cuyo eco persiste.
El blanco de los papeles no quemados actúa como un espacio en blanco o un vacío de significado, un "silencio" que no está vacío, sino que representa una potencialidad. Es un espacio abierto a la interpretación, a las historias que quedan por escribir o recordar. Al mismo tiempo, el blanco es el "olvido" en el que han caído esas historias o territorios, lo que se ha perdido en el tiempo. Los agujeros, quemaduras y bordes irregulares en los papeles se convierten en "zonas de ausencia", evocando la idea de la memoria incompleta o fragmentada, que deja tras de sí vacíos y silencios en la narrativa de los territorios y de las personas.
Cada hoja se transforma en un mapa imaginario, donde los contornos quemados y los huecos actúan como las fronteras de territorios de los que solo queda un eco. La obra se convierte en una "cartografía de la ausencia", un mapa de lo que ha desaparecido y que solo sobrevive en forma de huella. En este sentido, "Cartografías del Olvido" plantea una poética de la ausencia y la pérdida, recordándonos que todo territorio —físico, emocional, o cultural— está en constante transformación, y que el acto de recordar es, al mismo tiempo, un acto de seleccionar qué queda y qué se desvanece en el olvido.
El humo es el resultado de un fuego pasado, un símbolo de lo efímero y lo intangible, que no se puede retener ni atrapar. Al dejar su huella en el papel, el humo nos recuerda que la memoria y el territorio son frágiles y perecederos. Es una marca de algo que fue y ya no es, una cicatriz en el paisaje que nos invita a reflexionar sobre los fragmentos de memoria que llevamos con nosotros, y sobre los espacios vacíos que han quedado donde antes hubo presencia.
En "Cartografías del Olvido", la combinación de vacío y presencia (en las zonas quemadas y en las intactas) refleja el dilema humano de la memoria y el olvido: qué recordamos y qué dejamos desaparecer.